Es más que evidente que el diseño gráfico está en todas partes: en la portada de ese libro que ya has empezado tres veces (y que no te vas a acabar), en el cartel de tu película favorita que tienes colgado en el estudio, en las cientos de miles de marcas que nos rodean, en la pegatina que regalan con el pastelito de la merienda o en la carta del restaurante donde se come muy bien pero decoran fatal.
De lo que quizás no somos tan conscientes es de que, probablemente, el lugar con mayor concentración por centímetro cuadrado de packaging sea el súper.
El súper es el lugar que más diseño aglutina. No sólo del Súper vive Vasava, pero sí que somos conscientes del reto que estas superficies plantean a nivel visual y gráfico cuando intentamos crear diferenciación, identidad y personalidad en lineales infinitos repletos de colores, letras, formas, cajas, paquetes, frascos, botellas, bolsas, etiquetas… Si se supera esa prueba, estamos listos para todo lo que venga. Así sea.
Más que contenedores.
El vínculo entre la inteligencia humana y la realidad física se establece a través de la facultad perceptiva multisensorial de los seres humanos. Todas las cosas que vemos, escuchamos, olemos, degustamos y tocamos dibujan nuestras experiencias, pensamientos y aprendizajes; son los estímulos a partir de los cuales se construye la propia inteligencia y la manera en la que concebimos el mundo que nos rodea.
En el entorno comercial en el que estamos sumidos, con tanta saturación de estímulos sensoriales, el diseño y la creación de identidad visual de los productos y de sus packagings se convierten en artefactos publicitarios que tienen una importancia estratégica vital para las marcas. ¿Y eso por qué? Por la capacidad que estos elementos tienen para transmitir la tipología de producto y la identidad de marca en un instante decisivo: el momento de compra.
Efectivamente, en su definición más estricta, el packaging vendría a ser la ciencia, el arte y la tecnología de inclusión o protección de productos para la distribución, el almacenaje, la venta, y el empleo. Un buen diseño de packaging debe presentar el contenido de una forma clara y cuantificable, debe proteger el contenido del mismo de forma que llegue en condiciones óptimas al consumidor hasta el momento de su consumo. Además debe ser pensado y producido para facilitar su correcto transporte, almacenamiento y exposición. Verdad, verdadera. Pero no se vayan todavía, aún hay más.
Las actuales exigencias y hábitos de consumo – los nuevos formatos de producto, la usabilidad de los envases o el impacto medioambiental que generan, entre otros – han contribuido de forma determinante a que la función publicitaria del packaging sea decisiva.
El packaging se ha convertido en mucho más algo que artefactos donde contener, conservar y transportar unos determinados productos; son, sobre todo, la expresión visual de un mensaje. Desde este punto de vista, se erigen como una auténtica y valiosa herramienta de marketing en un mercado de consumo donde las características, la calidad y el precio de los productos pueden resultar muy similares.
Nuestra visión es global
Somos especialistas en estudiar cada proyecto de forma integral:
Analizamos el mercado y detectamos tendencias. A partir de ahí buscamos la manera de generar relevancia para el público objetivo mediante mecanismos funcionales, estéticos y de valor añadido.Sabiendo del poder publicitario del packaging ya descrito, no abordamos estos proyectos de forma independiente y aislada, sino que los trabajamos en comunión con todos los otros elementos que constituyen la estrategia de branding del cliente, porque tenemos la oportunidad de instaurarlos aún más.
No es lo mismo vender un perfume japonés, un Champagne francés o un batido de soja mexicano. Ni los productos se parecen lo más mínimo ni los mensajes de marca tampoco.
Perfume japonés. Champagne francés. Batido mexicano.
Pero nos hemos visto en estos 3 casos y muchos más, y es esa experiencia la que avala que nos sintamos como pez en el agua cuando hablamos de packs, envases, productos y etiquetas.
Aunque trabajamos más habitualmente con el sector alimentario, bebidas y perfumería, conocemos el mercado profundamente y tenemos la experiencia necesaria para dilucidar cuáles son los códigos específicos con los que trabajar en cada segmento y cómo encajar con la demanda y cubrir los nichos de mercado detectados. Conocimiento, experiencia y la versatilidad que ambos conllevan. Pero en este caso tampoco podría faltar algo que es verdaderamente nuestro: creemos firmemente que el éxito de un diseño de packaging, más allá de los dichosos 8 segundos, reside en haber sido creado cuidando hasta el más mínimo detalle de todo el proceso de gestación.