La dirección de arte es una herramienta esencial en cualquier proyecto de comunicación visual. Es la forma en la que construimos una estética determinada al servicio de un propósito. La dirección de arte se trata de presentar un contenido a un grupo de personas creando una experiencia de comunicación. Para ello intervienen los directores de arte, diseñadores, fotógrafos, ilustradores, músicos, programadores… En un proyecto de diseño, el director de arte se ocupa de la parte estratégica del proyecto, coordinando y supervisando el trabajo de los diseñadores y del resto de creativos a su servicio.
La dirección de arte transmite ideas con medios visuales pero no es sólo creación visual.
Hace años el director de arte solía estar relacionado a su vinculación con las herramientas visuales, fotografía, ilustración, grafismo y tipografía combinadas con el texto. Actualmente es un papel que ha evolucionado mucho, con la intensificación de los nuevos medios.
Hoy en día un director de arte puede estar trabajando en áreas muy diversas: publicidad, digital, fotografía, editorial, moda, audiovisuales, artes escénicas…Quizás se podría definir que el rol del director de arte es guiar a un determinado grupo de personas a través de un contenido que se le presenta.
Por eso el director de arte es capaz de apreciar y valorar tanto el contenido visual, como el escrito, la interacción, el movimiento, el audio y la música y cualquier otra disciplina que requiera un proyecto. En muchas ocasiones y dependiendo de la naturaleza del proyecto se relaciona con creativos de perfil muy diverso y es capaz de crear la sinergia necesaria para que haya una comunicación fluida y productiva entre todos ellos.
El director de arte no es un artista
El director de arte es un comunicador. Su principal función, es crear un experiencia de comunicación visual en la que se materializa forma y función. Idealmente se trata de que integremos la utilidad y la belleza en un sistema visual. Para ello cuenta con la estructura de un equipo de creativos que ayudarán a forjar su visión creativa y materializarán el proyecto.
El director de arte sí es un director
Un director de arte dirige un equipo de creativos experimentados para la ejecución de un proyecto de diseño o de comunicación visual.
Existen muchos aspectos que son meramente de gestión. Necesita ser capaz de analizar y criticar el trabajo de otras personas, cumplir deadlines, mantenerte dentro de un presupuesto y ocasionalmente pegarle la bronca a aquellos que no están dando lo mejor de si mismos.
Pero principalmente tiene que ser capaz de liderar e inspirar y ser un mentor de aquellos que forman parte de su equipo. Además tiene que ser capaz de reconocer el talento de cada uno de los miembros para poder aprovecharlo y obtener lo mejor de cada uno de ellos. Un buen director de arte es alguien humilde que aunque tenga muy clara cual es su visión para un proyecto escucha las ideas de los demás y si son aportativas y mejoran el proyecto es capaz de darles recorrido e incorporarlas en la ejecución.
La dirección de arte ayuda a crear soluciones visuales a medida de cualquier estrategia y cliente haciendo que cada proyecto y cada problema tengan una solución distinta y adecuada a las diferentes necesidades de sus clientes. A menudo, se trabaja para clientes de industrias muy diversas y es esencial saber entender cuales son los detalles, los mecanismos y los códigos propios de cada sector para ser capaces de construir proyectos a medida de cada encargo. Eso es una oportunidad fantástica para conocer otras realidades y otras industrias.
La dirección de arte es una disciplina en continua evolución. Exige la renovación continua. Estar al día. Saber que es lo que se cuece. Tipografía, fotografía, tendencias, animación, memes… No solo es absolutamente imprescindible el bagaje cultural y conocimiento de las artes visuales más importantes e influyentes… también hay que saber incorporar –y detectar– todo lo que está por venir. Un apetito voraz por descifrar los códigos visuales y estéticos que nos rodean es un atributo ineludible que no se puede ignorar para un buen ejercicio de la dirección de arte.
La dirección de arte tiene que provocar emociones
Para hacer una buena dirección de arte hay que ser un vividor. Se ha de conocer el mundo y a su gente. Hay que saber cómo emocionar y como tocar el corazón de las personas a las que te diriges. Hay que provocar sensaciones, emociones y ser capaz de conectar con una audiencia determinada a través de piezas de comunicación cinceladas con las herramientas visuales más sofisticadas y engrasadas. Hay que ser capaz de contar historias, de construir ficción al servicio de la comunicación, de enrolar acólitos en nuestro barco a través del juego de la seducción de lo molón.
Los símbolos son arquetipos comunes que todos conocemos y nos sirven para dotar de significado a las ideas que planteamos, un ejemplo es el de las velas en una cena. Un ritual simbólico que es capaz de transformar radicalmente una escena de una cena normal en una cena romántica. El conocimiento de la simbología y códigos visuales y sociales es primordial para saber crear alegorías.
De esta manera, el conocimiento sobre la semiótica, el arte, la composición, la luz, las herramientas narrativas y visuales son los superpoderes con los que el director de arte construye experiencias de comunicación a medida dirigidas a audiencias definidas y bien diferenciadas.
▸ Dirección de arte para publicaciones impresas o digitales.
▸ Dirección de arte para fotografía; lifestyle, retratos, producto o documental.
▸ Dirección de arte para creación de imágenes generadas por ordenador (CGI) o ilustración tradicional.
▸ Dirección de arte para comunicar visualmente tu marca.
▸ Dirección de arte para copywritting
▸ Dirección de arte para publicidad y marketing
▸ Dirección de arte para la creación de productos (botellería, perfumería, apparel, etc)